Carlos Manzanares, el propietario de Kontrol 34, una de las empresas junto a Seguriber encargadas del control en los accesos y en el interior del recinto en la macrofiesta de Halloween en el pabellón Madrid Arena, que acabó con la muerte de cuatro jóvenes el pasado 1 de noviembre, declaró el pasado miércoles como imputado ante el juez instructor, Eduardo López Palop, un día después de que lo hiciera el propietario de la empresa organizadora Diviertt, Miguel Ángel Flores, a quien el juez impuso como medida cautelar acudir dos veces al mes al juzgado.
La empresa DivierTT, organizadora del evento, fue quien contrató a Seguriber y a Kontrol 34 para que se ocuparan de la seguridad de la fiesta. En concreto, Kontrol 34, que no es una empresa de seguridad, tenía en el lugar a 63 empleados, mientras que Seguriber, que afirma haber sido contratada para la vigilancia exterior del recinto, contaba con 38 vigilantes jurados.
En su declaración ante el juez, Manzanares sostuvo que las personas contratadas a través de Kontrol 34 “no eran las encargadas de la seguridad del recinto”, así como tampoco “el control de los accesos al Madrid Arena”, competencia que, afirmó, “competía a la empresa de seguridad Seguriber”, contratada por la empresa municipal Madrid Espacios y Congresos del Ayuntamiento de Madrid.
En este sentido, Manzanares aseguró que su empresa tenía una relación contractual con Diviertt -organizadora del evento y con la que colabora desde el año 2007-, en virtud de la cual le facilitaban personal como camareros o auxiliares. El abogado de Manzanares explicado que la empresa tenía una relación contractual con Diviertt, la empresa organizadora del evento, por la que le facilitaban personal como camareros o auxiliares. Su labor, según explicó, consistió en ofrecer a Diviertt un listado de personas para que desarrollaran “funciones auxiliares”. Manzanares añadió que a estas personas se les exige como requisito el carné de controlador de acceso, pero que no ejercían como tales puesto que “ya hay una empresa de vigilantes que encargaba de la seguridad”.
“No pueden cachear ni tampoco pueden pedir las entradas, eso se hace en el control de acceso. Su labor es organizar las filas y pedir que lleven las entradas en la mano para facilitar el control de acceso que se hace más adelante”, declaró ante las preguntas de la fiscal encargada del caso. De las 63 personas que Diviertt contrató a través de Kontrol 34, Manzanares concretó que alrededor de ocho desarrollaron labores auxiliares en el control de acceso. “En una de las entradas habría tres o cuatro controladores distribuyendo a la gente según iban disfrazados o no y luego por los diferentes carriles otros tres o cuatro”.
Igualmente, a preguntas del abogado de la familia de una de las víctimas, negó conocer que el responsable de Diviertt, Miguel Ángel Flores, facilitara a la Policía Municipal información en la que hacía constar a Kontrol 34 como equipo de servicio de orden con las funciones de acceso y seguridad interior con 75 operativos. “No, porque no somos un equipo de orden”, insistió.
Plan de seguridad
Manzanares negó también que sus trabajadores tuvieran conocimiento de los planes de seguridad y ha afirmado que dichos planes competen a la empresa de seguridad, “que son los que tienen que firmarlo”. Asimismo, afirmó que en esta ocasión tampoco tuvo lugar ninguna reunión para hablar de la seguridad, pese a que en otras ocasiones, Diviertt les habría exigido ir a una reunión con la empresa organizadora en las que “en ocasiones iba la delegación del Gobierno o algún mando policial”.
Descontrol
Manzanares admitió asimismo haber tenido sensación de descontrol en la entrada, en concreto con la llegada del artista principal. “Daba la sensación de que había demasiada gente dentro. “El aforo no se si se superaba pero se veía a mucha gente y muchos entraban por la zona donde estaba la enfermería”. Sin embargo, no tuvo conocimiento de las avalanchas que se produjeron en el interior del recinto hasta última hora, sobre las 5 o 6 de la mañana, porque nadie se puso en contacto con él para comunicárselo. Tampoco vió “ninguna puerta cerrada, precintada ni nada de eso”.
A preguntas del abogado de la familia de otra de las fallecidas, Kati Esteban, el imputado rechazó igualmente cualquier tipo de responsabilidad en cuanto a la distribución de los asistentes en los distintos niveles una vez en el interior del recinto, que las normas de seguridad sitúan en 3000 personas por nivel. “No es competencia nuestra, los chicos están en las posiciones que les pone el encargado de Diviertt y de allí no se podían mover”, argumentó, aunque admitió la posibilidad de que pudieran accedieran a la pista central.
Botellón
En cuanto al macrobotellón que se desarrollaba en los alrededores del Madrid Arena y que el empresario Flores señala como detonante de la tragedia por el supuesto ingreso de cientos de ellos en el recinto sin entrada, Manzanares explicó que “ya había chicos haciendo botellón” cuando llegó al evento, sobre las 22.00 horas. “Supongo que lo controlaría la Policía Municipal o Seguriber, no lo se, pero no ví a nadie y me sorprendió porque habitualmente la policía te para y te pide la documentación pero ese día no vi a la Policía Municipal.
Fuente: Ideal.es
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