Sigue el juicio de Philipp.

Zonas sin cámaras, tráfico de drogas, entradas y salidas sin justificar, partes de incidencias destruidos… Los agentes de la Guardia Civil que instruyeron parte de las diligencias tras la muerte de Philipp García Zoch el 12 de noviembre de 2004 en el centro de menores Nivaria aseguraron ayer durante la vista oral que encontraron “numerosas irregularidades” en la gestión de la instalación y que así lo hicieron constar en sus informes.

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En concreto, según relató uno de los agentes, “dos vigilantes actuaban como eje vertebrador de la distribución de sustancias estupefacientes en el centro, que incluso se daban en la zona de aislamiento donde se encontraba Philipp la noche en que falleció. En su declaración, el citado agente aseguró que uno de los vigilantes de seguridad bajó esa misma noche “hasta siete veces” a la zona 0, aunque las cámaras de vigilancia mostraban “saltos en el tiempo” e incluso cambiaron el lugar que se enfocaba en un determinado momento.

Por ello, la Guardia Civil sospechó que “las cámaras pudieran haber sido manipuladas”, dado que había zonas donde los menores y los propios vigilantes se movían con total libertad y no podían ser captados por las mismas. De ahí que, en su informe, el agente responsable del caso explicitó que “hubo indicios que apuntaban que pudiera ser un suicidio y otros que no”, una teoría que defiende el Ministerio Fiscal y la acusación particular.

Por su parte, la Directora del centro, en la fecha de la muerte del menor, declara que la noche que suceden los hechos, un grupo de Vigilantes de paisano, que no tenían turno de trabajo, acceden al centro de menores, sin la autorización previa del centro. Declara también que el personal de Vigilancia eran elegidos por la empresa y que no habían cámaras de seguridad en el modulo O.

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