La pandemia del coronavirus ha afectado de pleno a los más de 80.000 vigilantes de seguridad que hay en España: miles están en el paro todavía y otros enfermaron e, incluso, fallecieron. La parte positiva de la crisis es que ven su trabajo más reconocido y que el sector se reinventa con más tecnología y formación.
Controlar máquinas que toman la temperatura o detectar si se usa mascarilla sin acercarse al ciudadano, vigilar tornos de acceso pero desde la distancia y controlar la entrada a playas o locales, más que hacer rondas, serán algunos de los nuevos cometidos de estos profesionales según inciden su patronal, los sindicatos y una de las grandes empresas españolas de seguridad.
Se trata de un colectivo laboral con más de 80.000 trabajadores que son más, que los aproximadamente 65.000 policías nacionales y 77.000 guardias civiles que hay en España, cuyos representantes han denunciado que no han tenido suficientes equipos de protección durante el avance de la pandemia.
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