El jefe de seguridad de la discoteca propinó una brutal paliza a un cliente el pasado sábado, según varios testigos presenciales que filmaron el vídeo que difunde ELMUNDO
La sombra de Álvaro Ussía volvió a planear con fuerza el pasado sábado sobre los bajos de la calle Orense, cinco años después de su vil muerte a manos de un portero de discoteca. Aquel triste suceso pareció no estar en la mente del jefe de seguridad de la sala Rococó, Chema el calvo, mientras le propinaba varias patadas en la cabeza a un joven al grito de «maricón», según aseguran varios testigos que filmaron un vídeo y se lo facilitaron a ELMUNDO.
Chema el calvo, que no forma parte de ninguna de las empresas de seguridad que controlan el ocio nocturno madrileño, no dudó en desplegar su repertorio más salvaje cuando observó cómo su víctima«había agredido» a una chica en el interior de un local de ambiente eminentemente universitario, según subrayan fuentes de la discoteca.
«El chico le dio un puñetazo a una joven y le intentó tirar un vaso a la cabeza. Fue ahí cuando Chema se volvió loco y le metió la paliza sobre las seis de la mañana, justo cuando íbamos a cerrar», comenta un trabajador de la sala, que vio atónito cómo el responsable de seguridad de Rococó golpeó en varias ocasiones y sin contemplaciones al adolescente con la ayuda de otro fornido gorila que le puso contra la pared.Nadie acudió en su ayuda para evitar una escena de brutalidad extrema. Los amigos del agredido sí llamaron a la Policía Nacional para poner orden y el joven fue trasladado de urgencia a un hospital madrileño donde se recupera favorablemente.
El salvaje episodio sentó tan mal en el equipo de relaciones públicas que todos ellos han decidido dejar de trabajar en un local propiedad del dueño de otros negocios nocturnos como La Cubana, Verde y Plata y Yiyo de marcada atmósfera latina. Así se lo hicieron saber en el día de ayer a sus clientes vía Whatsapp.
«Después de lo ocurrido el sábado en Rococó la dirección y grupo de relaciones públicas se sienten avergonzados por la actuación ocurrida por la seguridad del local y totalmente contraria a su política, hemos tomado la decisión de desvincularnos totalmente con la discoteca y su seguridad, por tanto nos trasladamos a una de las salas más emblemáticas de Madrid, Ricorda», aseguraba el comunicado del equipo de promoción de Rococó.
Lo cierto es que Chema el calvo no tenía «mala fama» dentro del sector de la seguridad nocturna. De hecho, varios empresarios rompen una lanza en favor de un portero que tiene un equipo formado por españoles fundamentalmente y que cobran unos 80 euros por noche. «Es un tío super majo y un gran profesional que lleva muchos años. Trataba muy bien al cliente y me choca verle en el vídeo haciendo algo así», comenta un conocido empresario de un sector donde se tomaron cartas en el asunto tras el fallecimiento de Álvaro Ussía en El Balcón de Rosales en noviembre de 2008 por la agresión del portero Antonio Sánchez, alias Pitoño.
«No paramos de decirle a nuestro personal de seguridad que bajo ningún concepto usen la fuerza contra los clientes. Les pedimos que si alguien la lía, lo saquen fuera y llamen a la Policía», indica un propietario de una popular discoteca, que recuerda que el número de agresiones de gorilas en las salas de fiesta se han reducido considerablemente tras la tragedia de El Balcón de Rosales.
Otro empresario lamentaba el episodio y manifestaba a este periódico su preocupación porque el Ayuntamiento utilice este «hecho puntual» para volver a ensañarse contra las discotecas «como ha hecho tras la tragedia del Madrid Arena». «Esperemos que entiendan que se trata de un episodio aislado y que no suelen ocurrir sucesos de este tipo porque contamos con porteros profesionales», asegura este amo de la noche madrileña que sigue reclamando que se adecúen las licencias a las capacidades reales de las salas.
En este sentido, Rococó cuenta con un aforo legal de cerca de 475 personas que «solía incumplir» dado que se trata de un recinto donde caben unas mil personas, según apuntan varios trabajadores, que han sido testigos de algunas inspecciones de la Policía Local.
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