El juicio de Philipp, visto para sentencia

El juicio por la muerte Philipp García Zoch, el 13 de noviembre de 2004 cuando tenía 16 años y se encontraba internado en el centro de menores bajo medidas judiciales Nivaria, quedó ayer visto para sentencia. La Fiscalía, tras elevar a definitivas sus conclusiones, rebajó las penas que solicitaba para los siete acusados al inicio de esta vista oral.

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Así, para el principal acusado, Manuel Antonio A. D., pidió cuatro años de prisión, en lugar de cinco; para los otros seis acusados solicitó penas de dos años de privación de libertad, en lugar de los tres años pedidos anteriormente.

Lo mismo ocurrió con la petición de 120.000 euros por la responsabilidad civil subsidiaria –que recae en la Dirección General del Menor y la Familia del Gobierno de Canarias, la Fundación Ideo y la empresa Seguridad Integral Canarias– y la rebajó a 60.000 euros.

El fiscal, en su alegato final, sostuvo que los acusados emplearon con Philipp «la violencia física, psíquica, las amenazas de muerte y las humillaciones; son conductas reiteradas que ejercieron quienes tenían una condición de superioridad con Philipp, que se encontraba en una situación de total vulnerabilidad de la que era consciente Manuel Antonio A. D., conductas que los demás acusados permitieron», aseveró.

A pesar de que los hoy acusados –seis ex vigilantes de seguridad y una educadora– fueron contratados por empresas privadas, el fiscal señala que «estaban al servicio de la Comunidad Autónoma de Canarias, por lo que actuaban como funcionarios en el sentido amplio del término, pues participaban en el ejercicio público, con contrato de la Consejería de Empleo y Asuntos Sociales». En este sentido, argumentó que los vigilantes «realizaban básicamente las mismas funciones y las mismas responsabilidades que los funcionarios de instituciones penitenciarias».

Respecto a la responsabilidad civil, la acusación pública sostuvo que la Dirección General del Menor y la Familia debe indemnizar a los padres de Philipp por «las deplorables condiciones en las que funcionaba el centro Nivaria y por la desastrosa política de menores que llevaba a cabo». Sostiene el fiscal que la Dirección General del Menor y la Familia «sabía de la situación del centro Nivaria y, lo que es más grave, la permitía».

Como ejemplo expuso que Philipp, que también era víctima de las amenazas y agresiones de otros menores, había pedido refugio y protección para ser trasladado a otro módulo. Tras instalarse en la celda 6 del módulo 0, se trasladó también a las celdas contiguas a los menores responsables de las amenazas y agresiones.

Philipp García apareció muerto por asfixia, aunque en extrañas circunstancias, ya que tenía una bolsa de plástico en la cabeza, su cuerpo se halló en total reposo y, bajo su muslo izquierdo, tenía un punzón.

El letrado que representa a la familia del menor no movió ni una coma de su escrito de conclusiones previas y mantuvo la petición de seis años de prisión para Manuel Antonio A. D. y José G. P.; mientras que pidió cinco años para Vicente R. R., José M. E. A., Miguel B. S., Francisco L. F. y Nieves C. H. H. También mantuvo la cantidad de 300.000 euros de indemnización en favor de los padres de Philipp.

Argumentó que los seis vigilantes y la educadora son responsables por acción u omisión de negligencias como es la permisividad para que un vigilante insulte, amenace o agreda a Philipp y eso no se hizo constar en un parte. La educadora reconoció que existieron estos hechos la noche antes de la muerte de Philipp, sin embargo solo anotó las salidas al baño de los menores. Tampoco se reflejó la entrada no autorizada al centro de cuatro miembros del personal fuera de servicio.

Del Nivaria, dijo este letrado que era «una escombrera con ventanas» y que la responsabilidad recae en la Dirección General del Menor. «Un centro en el que se traficaba con drogas a diario y en el que trabajaba un personal que no tenía ninguna experiencia previa con menores.
Las defensas de los acusados solicitaron la libre absolución porque sostienen que la muerte de Philipp, «dramática», es fruto de un suicidio.

 Fuente: La Opinión de Tenerife.

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